La evolución de los tokens en el ecosistema digital
El panorama actual de las finanzas y la tecnología digital ha presenciado una proliferación de tokens, a menudo lanzados con una expectativa de capitalización rápida. Sin embargo, esta práctica revela una falla fundamental en la concepción y aplicación de estos activos digitales. Con frecuencia, los fundadores invierten un esfuerzo considerable en la preparación y el marketing previo al lanzamiento de un token (TGE, por sus siglas en inglés), mientras que los inversores iniciales aguardan el vencimiento de los periodos de bloqueo para deshacerse de sus participaciones. Este escenario recurrente provoca una inestabilidad en el precio del token y una percepción negativa de “riesgo de desbloqueo” en el mercado.
La visión predominante, que considera los tokens como meras herramientas para la recaudación de fondos a corto plazo, desvirtúa su verdadero propósito. En realidad, los tokens deberían percibirse como componentes integrales de la infraestructura de un proyecto, diseñados para conferir utilidad intrínseca y sostenibilidad a largo plazo.
Desafíos de un enfoque centrado en la financiación inicial
La adopción de un modelo donde la emisión de tokens precede al establecimiento de su utilidad genera complicaciones significativas. Proyectos que buscan recaudar capital sin ceder capital social a menudo se apresuran a lanzar tokens con la intención de “rellenar” su utilidad posteriormente. Esta estrategia raramente culmina en éxito y es la raíz de problemas recurrentes, como la asignación desproporcionada a inversores internos, cronogramas de desbloqueo ilógicos y casos de uso artificiales que carecen de demanda real por parte de los usuarios.
Cuando el motor principal de un token es la recaudación de capital, cada adquisición por parte de un nuevo inversor se convierte, implícitamente, en una oportunidad para que otros liquiden sus posiciones, exacerbando la volatilidad del mercado.
Riesgos inherentes al lanzamiento prematuro de tokens
Tratar el token únicamente como un vehículo de financiación rápida introduce dos problemas críticos: el riesgo legal y el daño estratégico para el proyecto.
Implicaciones legales y el test de Howey
Desde una perspectiva legal, un token que carece de utilidad genuina desde su inicio puede ser clasificado como un valor (security). La SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU.) aplica rigurosamente el test de Howey, el cual determina si una transacción califica como un contrato de inversión. El hecho de que un proyecto designe su token como “de utilidad” no exime su cumplimiento de dichas leyes. Un rápido cronograma de emisión, combinado con una caída de precios, puede incitar a los tenedores a buscar acciones legales, especialmente si perciben una falta de valor o utilidad subyacente.
Impacto estratégico y la funcionalidad del producto
A nivel estratégico, los proyectos que priorizan la financiación tokenizada a menudo carecen de una hoja de ruta clara para el período posterior al lanzamiento. Sus decisiones de desarrollo se orientan alrededor de los periodos de bloqueo para inversores y las presiones del mercado, en lugar de enfocarse en la mejora del producto o el crecimiento de la base de usuarios.
Esta dinámica genera una inundación de tokens en un mercado que no está preparado para absorberlos. Históricamente, el 90% de los desbloqueos de tokens se asocian con caídas de precios, incluso cuando la liberación corresponde a un porcentaje mínimo del suministro total. Además, se proyecta que en los próximos meses, los desbloqueos programados de tokens superarán los 9 mil millones de dólares, lo que plantea una preocupación significativa para el equilibrio del mercado.
Priorizando el plan de negocios antes que la tokenómica
Un modelo de token exitoso se fundamenta en un plan de negocios robusto y bien definido. Este plan debe articular claramente:
- La propuesta de valor del proyecto.
- Estrategias de crecimiento.
- Fuentes de ingresos.
- Cómo se genera valor para los participantes.
Esta claridad permite determinar si un token es realmente necesario y, en caso afirmativo, cómo puede integrarse orgánicamente en el producto. Es crucial identificar qué roles (usuarios, validadores, colaboradores, proveedores de liquidez) impulsarán la demanda del token.
Una vez establecida esta base, se puede modelar el flujo del token: quién lo gana, quién lo gasta, quién lo apuesta y en qué momentos. Un análisis de escenarios, incluyendo mercados bajistas o un crecimiento explosivo, es esencial para evaluar la resiliencia del modelo. Herramientas como Machinations y la consulta con expertos pueden ser de gran ayuda, pero ninguna herramienta compensará una base de diseño deficiente.
Integración del token: cuando la utilidad es clave
La recomendación es clara: si un producto puede lanzarse y funcionar eficazmente sin un token, debería hacerlo. La financiación inicial puede obtenerse a través de capital social, SAFE (Simple Agreement for Future Equity) basados en hitos o acuerdos de participación en ingresos. Una vez que el producto haya ganado tracción y exista un rol inequívoco para el token en su ecosistema, entonces es el momento óptimo para su implementación.
Lanzar un token prematuramente fomenta la especulación, desviando la atención del equipo de desarrollo de construir una base de usuarios sólida a la defensa constante de la cotización del token.
En contraste, cuando los tokens son intrínsecos al funcionamiento del sistema (por ejemplo, para tarifas de bloque, acceso a feeds de datos mediante staking, o distribución de recompensas en el ecosistema), su utilidad se convierte en el pilar de su valor. La demanda se expande con el uso, y el token es inherentemente ganado, gastado y reciclado dentro del propio producto. En estos casos, las emisiones de tokens no degradan el valor, ya que están respaldadas por una actividad real y sostenida.
Ejemplos como Solana demuestran esta dinámica; a pesar de los constantes desbloqueos de tokens, los periodos de alta demanda de la red han impulsado su recuperación de precios. De manera similar, Sui, afrontó un desbloqueo considerable de tokens en enero, pero logró alcanzar un nuevo máximo histórico, gracias a la robustez de su actividad de red.
Diseñando para la longevidad, no solo para el lanzamiento
Los fundadores suelen favorecer los bloqueos de tokens y los desbloqueos basados en el tiempo por su simplicidad y su aparente conexión con “incentivos a largo plazo”. Sin embargo, el tiempo por sí solo no es un indicador de éxito. Es mucho más efectivo vincular los desbloqueos de tokens a hitos reales del proyecto: número de validadores activos, módulos implementados o metas de uso alcanzadas. De esta manera, la oferta de tokens se ajusta al crecimiento y la adopción de la red.
Es esencial no diseñar el modelo de token en aislamiento. Es crucial anticipar y modelar factores como la liquidez, los mercados bajistas y posibles retrasos en el equipo. Si el modelo no puede resistir estas perturbaciones, no está listo para el lanzamiento. Una vez que el diseño parece sólido, es imperativo someterlo a una revisión crítica por parte de expertos externos que puedan identificar fallas en los incentivos y casos extremos que el equipo interno podría pasar por alto.
Tokens: un pilar de infraestructura para un mercado resiliente
La clave reside en una mentalidad transformadora. Si los fundadores conciben el diseño de tokens como un elemento de infraestructura fundamental, y no como una mera táctica de marketing o un atajo para la recaudación de fondos, el ecosistema digital experimentará lanzamientos más sólidos y redes más resilientes.
Los inversores de capital de riesgo ya están reorientando su enfoque hacia los circuitos de demanda en lugar de los ciclos de exageración. Las plataformas de intercambio favorecen la transparencia y la sostenibilidad frente a los desbloqueos misteriosos y las campañas de marketing fugaces. Asimismo, los reguladores son más propensos a reconocer la utilidad de un token si su funcionalidad está integrada orgánicamente en el uso del producto, en lugar de estar artificialmente añadida por razones ópticas.
En definitiva, si la eliminación de un token no interrumpe fundamentalmente el funcionamiento o el valor de un proyecto, es probable que no sea esencial. La recomendación es construir primero el modelo de negocio y los casos de uso, y solo después, incorporar el token como un componente indispensable de esa infraestructura.