La visión franco-alemana: un llamado a la armonización regulatoria en activos digitales
La reciente declaración conjunta del presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Friedrich Merz, en el Consejo de Ministros Franco-Alemán, destaca una propuesta fundamental para el ámbito de las finanzas digitales: la búsqueda de colaboración y regímenes de equivalencia regulatoria con terceros países en el sector de los criptoactivos. Este pronunciamiento subraya una realidad ineludible: el dinero digital, al igual que los datos, trasciende las fronteras nacionales. Se trata de un recordatorio oportuno de que las stablecoins, el segmento de mayor crecimiento en el panorama de las finanzas y criptomonedas digitales, solo alcanzarán su máximo potencial si los marcos regulatorios internacionales se alinean con su naturaleza intrínsecamente global.
Stablecoins: una evolución transformadora en los pagos globales
Las stablecoins representan una forma de dinero nativa de internet, caracterizada por su disponibilidad constante (‘always on’), su diseño sin fronteras, su programabilidad y su accesibilidad universal para cualquier persona con un teléfono inteligente. A diferencia de los sistemas de pago tradicionales, estas no están sujetas a horarios bancarios, no dependen de complejas redes de corresponsales bancarios y son capaces de transferir valor entre ubicaciones geográficas distantes en cuestión de segundos. En muchos aspectos, las stablecoins marcan la innovación más significativa en los pagos transfronterizos desde la creación de SWIFT en la década de 1970. Mientras que SWIFT introdujo una mejora en la mensajería entre bancos, las stablecoins integran la mensajería con la liquidación, logrando así un avance revolucionario en la eficiencia de los sistemas de pago.
La propuesta de valor fundamental de las stablecoins radica en su capacidad para operar a nivel global. Un conjunto fragmentado de regulaciones nacionales divergentes transformaría la “internet del valor” en una serie de intranets de pago aisladas, comprometiendo precisamente la eficiencia y accesibilidad que hacen que las stablecoins sean tan transformadoras.
Principios convergentes, enfoques distintos en la regulación
Una noticia alentadora es que los marcos regulatorios líderes a nivel mundial para stablecoins, la Regulación de Mercados de Criptoactivos (MiCA) de Europa y la Ley GENIUS de Estados Unidos, comparten una base común. Ambos exigen que las stablecoins estén respaldadas por reservas 1:1 en activos líquidos de alta calidad, garantizan la redención a la par, y establecen requisitos estrictos de información pública periódica, gobernanza, gestión de riesgos y estándares contra el lavado de dinero (AML). Además, ambas regulaciones permiten la emisión tanto por instituciones bancarias como por entidades no bancarias.
Existen, por supuesto, diferencias notables. GENIUS impone normas de reserva más estrictas, limitándolas a valores del Tesoro de corto plazo y acuerdos de recompra inversa. MiCA, por otro lado, permite una gama más amplia de activos, incluyendo bonos gubernamentales de mayor duración o bonos garantizados, aunque también exige altos ratios mínimos de depósitos bancarios (30% o 60% de la reserva, dependiendo del tamaño del token). GENIUS requiere certificaciones mensuales, mientras que MiCA exige un ‘white paper’ oficial en el momento del lanzamiento. MiCA establece límites de emisión para stablecoins no denominadas en euros que alcanzan cierta escala; GENIUS, por su parte, crea barreras estrictas para los emisores de grandes empresas tecnológicas y requisitos de segregación para los bancos que deseen lanzar stablecoins. Estas diferencias son importantes, pero palidecen en comparación con la alineación fundamental sobre lo que constituye una stablecoin segura y creíble.
Emisores extranjeros: reconocimiento frente a multi-emisión
Las divergencias más significativas entre los marcos regulatorios se manifiestan en el tratamiento de los emisores extranjeros. GENIUS introduce un régimen de equivalencia explícito, permitiendo que las stablecoins de “jurisdicciones comparables” sean ofrecidas directamente en Estados Unidos sin necesidad de una doble licencia. Esto implica que, en el futuro y sujeto a la aprobación del Departamento del Tesoro de EE. UU., las stablecoins denominadas en euros que cumplan con MiCA podrían ser ofrecidas en todo el mercado estadounidense sin requerir licencias locales adicionales.
En contraste, MiCA exige que los emisores extranjeros establezcan una entidad con licencia en la UE y cumplan con todos los requisitos locales, incluyendo la necesidad de reservas locales, emisión y redención, y divulgaciones proporcionales a la cuota de la UE en las tenencias y actividades del emisor—lo que se conoce como el enfoque de multi-emisión. Esta distinción se debe más a los tiempos de implementación que a una diferencia filosófica. La UE fue pionera en establecer su marco regulatorio, buscando integrar las stablecoins globales dentro de su perímetro después de la publicación del primer ‘white paper’ de Libra en 2019. Desde sus primeras evaluaciones de impacto, Bruselas alertó sobre los riesgos de permitir que emisores extranjeros no pertenecientes a la UE eludieran la supervisión. MiCA incluso exige el intercambio de datos por parte de los intercambios para ayudar a los emisores a calcular mejor su huella en la UE y permitir que los supervisores monitoreen las actividades de los emisores extranjeros.
Cuando MiCA fue adoptada en 2023, era prematuro introducir un régimen de equivalencia completo. No obstante, se encargó a la Comisión Europea que revisara la posibilidad de complementar su enfoque con un régimen de equivalencia en su revisión intermedia, prevista para este año. La señal política es clara: Macron y Merz abogan explícitamente por la colaboración transfronteriza y la construcción de mecanismos de reciprocidad para las stablecoins con socios de confianza. Parece que las perspectivas transatlánticas están convergiendo.
La colaboración internacional es impostergable
Los próximos 12 a 24 meses serán cruciales. Con MiCA y GENIUS sirviendo como marcos de referencia clave, el enfoque político se desplazará de la elaboración de reglas a su armonización. La oportunidad es inmensa: un enfoque transatlántico coordinado ofrecería a empresas y consumidores la confianza de que una stablecoin digital basada en euros o dólares, completamente respaldada, transparente y redimible, es el mismo instrumento de pago a ambos lados del Atlántico, independientemente de dónde haya sido licenciada. Esto también proporcionaría a otras economías importantes un modelo sólido para conectarse, asegurando que las stablecoins evolucionen hacia un bien público global en lugar de una carrera regulatoria a la baja.
La falta de alineación tendría costos significativos. Las corporaciones necesitan stablecoins en múltiples divisas para gestionar y modernizar los flujos de divisas y las cadenas de suministro globales. Los consumidores, por su parte, necesitan acceso a tokens líquidos y ampliamente utilizados en plataformas de intercambio locales reguladas. Sin colaboración, el vacío será ocupado por actores no regulados en el extranjero o por sistemas nacionales fragmentados que se aíslan de la liquidez, utilidad y actividad económica globales.
La secuela monetaria de la web abierta
Hace dos décadas, los reguladores resistieron fragmentar internet en intranets nacionales, y la web abierta prosperó. Hoy, nos enfrentamos a la secuela monetaria de este desafío. Las stablecoins tienen el potencial de completar lo que internet inició: hacer que el valor mismo sea tan abierto, programable y global como la información. Si la UE, EE. UU. y otras jurisdicciones aprovechan este momento para construir el reconocimiento y la reciprocidad, las stablecoins se convertirán en la columna vertebral del comercio global en tiempo real, inaugurando una nueva era de prosperidad económica global a través del intercambio transfronterizo de valor sin fricciones.