El Salvador ha dado un paso significativo en su política económica al invertir aproximadamente 50 millones de dólares en la adquisición de más de 58.000 onzas de oro. Esta medida estratégica busca complementar su audaz apuesta por Bitcoin, añadiendo un activo tradicionalmente reconocido por su estabilidad a las finanzas de la nación centroamericana.
La nación, que ha sido pionera en la adopción de Bitcoin como moneda de curso legal desde 2021, refuerza ahora su postura financiera con una diversificación que equilibra la innovación digital con la prudencia en la gestión de sus activos. Esta compra de oro representa la primera inversión de este tipo por parte del gobierno salvadoreño en 35 años, marcando un hito en su estrategia económica.
Inversión histórica y aumento de las reservas
La reciente adquisición de oro es la más importante en décadas para El Salvador. Según comunicados del Banco Central de Reserva, la inversión de 50 millones de dólares ha permitido la compra de 58.000 onzas del metal precioso. Esta operación ha significado un incremento del 31% en las reservas de oro del país, las cuales ahora se valoran en aproximadamente 207 millones de dólares.
Este movimiento subraya la intención del gobierno salvadoreño de fortalecer su patrimonio nacional, distribuyendo el riesgo entre activos digitales y físicos. La decisión, que se alinea con una tendencia global de acumulación de oro por parte de los bancos centrales, refleja un enfoque proactivo ante la incertidumbre económica mundial.
Bitcoin y oro: una estrategia de equilibrio
Desde la adopción de Bitcoin en 2021, El Salvador ha demostrado su compromiso con la vanguardia financiera. Actualmente, el país posee más de 6.290 BTC, valorados en unos 706 millones de dólares. Sin embargo, la volatilidad intrínseca de las criptomonedas ha impulsado la necesidad de buscar contrapesos que ofrezcan mayor estabilidad.
En lo que va de 2025, el oro ha experimentado un aumento del 35% en su valor, alcanzando máximos históricos cercanos a los 3.560 dólares por onza. En contraste, Bitcoin ha registrado un crecimiento del 20% en el mismo período. Esta disparidad en la volatilidad subraya la complementariedad de ambos activos en la cartera de El Salvador:
- Bitcoin: representa la apuesta por la innovación, la tecnología y la independencia financiera.
- Oro: proporciona una base de estabilidad, actuando como un refugio seguro frente a las fluctuaciones del mercado.
La adquisición de oro envía una clara señal a los mercados internacionales y a instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) de que El Salvador está implementando una política financiera equilibrada. Es una muestra de que la estrategia bitcoiner del país no implica un abandono de los activos tradicionales de confianza global, sino una integración inteligente para la seguridad y la credibilidad financiera a largo plazo.
Gestión de reservas y custodia digital
La decisión de adquirir oro llega poco después de otra medida importante relacionada con las reservas de Bitcoin de El Salvador. El gobierno anunció recientemente la redistribución de sus activos de Bitcoin en múltiples carteras digitales, asegurando que ninguna contenga más de 500 BTC.
Esta estrategia de diversificación de la custodia digital busca mitigar riesgos potenciales, como ataques cibernéticos o fallos tecnológicos, reforzando la seguridad de los activos nacionales. La combinación de esta precaución digital con la inversión en oro demuestra un enfoque integral en la gestión de riesgos.
El Salvador: pionero en una estrategia híbrida global
La medida adoptada por El Salvador se alinea con una tendencia global creciente. Según el World Gold Council, los bancos centrales de todo el mundo están acumulando oro a un ritmo sin precedentes en 60 años, con países como China, India y Rusia liderando esta iniciativa. Aunque la cantidad adquirida por El Salvador es modesta en comparación, su objetivo es el mismo: blindarse ante la incertidumbre económica y geopolítica.
El presidente Nayib Bukele ha posicionado a El Salvador como un modelo de estrategia híbrida. La nación busca ser un líder en la adopción de la innovación digital a través de Bitcoin, mientras simultáneamente adopta la prudencia financiera de un activo refugio histórico como el oro. Esta dualidad convierte a El Salvador en un caso de estudio único en la economía global.
Además, esta noticia resuena en un contexto en el que otras entidades importantes, como Tether (emisora de la stablecoin USDT), también exploran opciones en el sector del oro, desde la minería hasta las regalías, indicando un creciente interés por este activo en el ecosistema de criptomonedas.