El Banco Central Europeo (BCE) ha reforzado su posición sobre la crucial importancia de un euro digital en el fortalecimiento de la infraestructura de pagos europea. Este proyecto se presenta como una salvaguarda esencial frente a interrupciones cibernéticas y de infraestructura, asegurando a la vez un acceso equitativo a los servicios de pago digital para todos los ciudadanos.
Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, comunicó ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo que la resilencia y la inclusividad son los fundamentos sobre los cuales se debe construir esta moneda digital de banco central (CBDC). Esta iniciativa busca complementar el efectivo físico, manteniendo su esencia pero adaptándola a las necesidades de la era digital.
Esta intervención marca la decimocuarta actualización que el BCE proporciona a los legisladores sobre el progreso del proyecto del euro digital, subrayando el compromiso continuo de la entidad con su desarrollo y transparencia.
Fomento de la resiliencia en el ecosistema de pagos
Cipollone enfatizó que la dependencia actual de Europa de proveedores de servicios de pago extranjeros expone a sus ciudadanos a vulnerabilidades significativas, especialmente en momentos de crisis. Para ilustrar esta preocupación, mencionó incidentes variados, desde el sabotaje de cables submarinos en el Mar Báltico hasta recientes interrupciones de suministro eléctrico en España y Portugal. Estos ejemplos demuestran cómo la infraestructura crítica, si es vulnerable, puede desestabilizar las transacciones cotidianas y afectar la vida de las personas.
El euro digital se perfila como una solución que aportaría una «capacidad de reserva» al sistema financiero. Esto se lograría mediante la introducción de una infraestructura de pago pública que coexistiría y complementaría las soluciones privadas existentes, mitigando así riesgos sistémicos.
Medidas de seguridad y redundancia proyectadas
Dentro de las salvaguardias planificadas para el euro digital, se incluyen:
- Procesamiento de transacciones multirregional: Para garantizar la continuidad operativa, incluso si una región específica sufre una incidencia.
- Aplicación obligatoria del BCE: Una app desarrollada y operada por el BCE, fundamental para mantener la operatividad de los pagos si las instituciones bancarias tradicionales son blanco de ciberataques.
- Funcionalidad offline: Esta característica permitiría la realización de pagos entre pares (P2P) incluso durante interrupciones de energía o de red, asegurando la capacidad de transaccionar en situaciones de emergencia.
Estos puntos refuerzan la visión del BCE de un sistema de pagos robusto y adaptable, capaz de soportar diversas interrupciones y garantizar la estabilidad financiera.
Promoción de la inclusión digital para todos los ciudadanos
Además de la seguridad, Cipollone hizo hincapié en la necesidad de que el euro digital sea un catalizador para la inclusión financiera, sirviendo a aquellos ciudadanos europeos que corren el riesgo de ser marginados en una economía cada vez más digital y con menos dependencia del efectivo.
Se señaló que en Europa, más de 30 millones de personas viven con algún tipo de discapacidad visual (ciegos o con visión parcial), al menos 34 millones son sordos o tienen dificultades auditivas, y un segmento considerable de la población posee limitado conocimiento digital. Estas cifras resaltan la urgente necesidad de diseñar un sistema de pago accesible para todos.
Adaptación y apoyo para el acceso universal
El BCE está colaborando activamente con grupos de consumidores y organizaciones para desarrollar interfaces adaptativas para el euro digital, que incluirán:
- Comandos de voz: Facilitando la interacción para personas con impedimentos visuales o aquellos que prefieren esta modalidad.
- Pantallas con fuentes grandes: Mejorando la legibilidad para usuarios con baja visión.
Adicionalmente, se exigirá a los proveedores de servicios de pago que integren y soporten la aplicación oficial del BCE, garantizando así un acceso básico y uniforme para todos los usuarios. Para aquellos con menor familiaridad con herramientas digitales, instituciones locales como oficinas de correos y bibliotecas podrían ofrecer soporte gratuito y asistencia, facilitando su adaptación al nuevo entorno de pagos digitales.
El euro digital en el contexto de las CBDC globales
El desarrollo del euro digital se enmarca en un contexto global donde numerosos bancos centrales exploran o implementan sus propias monedas digitales. Este interés responde a la evolución de los pagos digitales, la necesidad de mayor eficiencia, inclusión financiera y la soberanía monetaria nacional. Países como China con su yuan digital, o Bahamas con el Sand Dollar, son ejemplos de naciones que ya han avanzado significativamente en este ámbito.
El BCE, a través del proyecto del euro digital, busca asegurar que la Unión Europea mantenga su autonomía en el panorama financiero y tecnológico. Esto es particularmente relevante en un mundo cada vez más interconectado, donde la digitalización de los pagos no solo representa una evolución tecnológica, sino también una cuestión geoestratégica de primer orden.
La adopción de un euro digital bien diseñado podría proporcionar a la zona euro una ventaja competitiva, facilitando transacciones transfronterizas eficientes y seguras, y promoviendo la innovación en el sector financiero. Al mismo tiempo, este proyecto debe equilibrar la necesidad de privacidad de los usuarios con los requisitos para combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, aspectos críticos que el BCE está abordando en su fase de investigación.
La capacidad del euro digital para operar sin conexión a internet, como se mencionó, es una característica distintiva que lo diferencia de muchas soluciones de pago digital actuales, las cuales dependen completamente de la conectividad en línea. Esta función subraya el compromiso del BCE con la provisión de un medio de pago que sea robusto incluso en las condiciones más adversas, asegurando la continuidad de la actividad económica.