Críticas sobre la inacción británica en el sector cripto
Durante el reciente Coinbase Crypto Forum, figuras políticas prominentes del Reino Unido, como el ex Viceprimer Ministro Nick Clegg y el ex Canciller de Hacienda George Osborne, emitieron un severo juicio sobre la postura de Gran Bretaña respecto a la innovación en el ámbito de las criptomonedas. Ambos líderes expresaron su preocupación por la tendencia del Reino Unido a rezagarse en esta área tecnológica emergente, así como por las amenazas que se ciernen sobre la libertad y apertura del internet global.
La soberanía digital y el futuro de internet
Nick Clegg enfatizó la necesidad urgente de salvaguardar la apertura de internet frente al creciente modelo de soberanía digital impulsado por naciones como China. Según Clegg, este modelo busca exportar un internet más restrictivo y controlado. Para contrarrestar esta tendencia, el ex Viceprimer Ministro hizo un llamado a la voluntad política coordinada de países clave como Estados Unidos, India y los miembros de la Unión Europea. La finalidad es construir mecanismos de protección que aseguren un internet impulsado por la inteligencia artificial (IA) que permanezca abierto y accesible globalmente.
Clegg subrayó que las tecnologías descentralizadas, en particular aquellas basadas en blockchain, representan herramientas esenciales para la defensa de la web abierta contra las presiones autoritarias. Estas tecnologías, por su propia naturaleza, promueven la descentralización y la resistencia a la censura, características fundamentales para un ecosistema digital libre. La importancia de estas herramientas radica en su capacidad para ofrecer alternativas a los modelos centralizados que podrían ser instrumentalizados para controlar la información y la expresión en línea.
Inercia regulatoria y la pérdida de liderazgo
Por su parte, George Osborne, quien en su momento ocupó la cartera de Hacienda, criticó la inercia regulatoria que ha caracterizado al Reino Unido en relación con las criptomonedas. Osborne atribuyó esta cautela a la persistente sombra de la crisis financiera de 2008, que ha llevado a los reguladores a adoptar una postura excesivamente conservadora. “Todavía vivimos a la sombra de la crisis financiera de 2008”, comentó, explicando que esto ha creado un entorno donde “no hay ningún incentivo para que los reguladores financieros apoyen la innovación cripto”.
El ex Canciller argumentó que el mandato de las autoridades reguladoras debería ser modificado para ir más allá de la mera protección al consumidor. Propuso que se incluyera explícitamente la promoción de la innovación como un objetivo fundamental. Una reorientación de este tipo podría desbloquear el potencial de crecimiento del sector cripto en el Reino Unido, fomentando un equilibrio entre la seguridad y el avance tecnológico.
Osborne expresó su pesar por el estancamiento del Reino Unido, recordando el entusiasmo inicial que él mismo mostró por las criptomonedas. “Hace diez años, usé un cajero automático de Bitcoin en Canary Wharf. Lo que quería hacer en ese momento era abrazar la innovación, la innovación financiera está en el corazón de la City de Londres”, rememoró. Sin embargo, lamentó que, en la década transcurrida, “Gran Bretaña ha perdido el tren en cripto y otras jurisdicciones” han avanzado significativamente. Esta percepción de oportunidad perdida resalta la necesidad de una estrategia más proactiva por parte del gobierno británico para recuperar su posición como líder en innovación financiera.
El caso de Libra y la importancia del contexto
Nick Clegg también abordó el fallido proyecto de stablecoin Libra de Meta (anteriormente Facebook). Reflexionó sobre la posibilidad de que Libra hubiera tenido éxito si no hubiera estado tan intrínsecamente ligada a la reputación de Facebook. Este comentario sugiere que el contexto y la percepción pública de las entidades que impulsan proyectos de criptomonedas pueden ser tan decisivos como la propia tecnología subyacente. La asociación con una empresa que ha enfrentado escrutinio regulatorio y preocupaciones sobre la privacidad pudo haber sido un factor determinante en la reticencia de los reguladores y el público a adoptar Libra. La lección implícita es que el camino hacia la adopción masiva de criptoactivos requiere no solo innovación técnica, sino también una cuidadosa consideración de la gobernanza, la transparencia y la confianza pública.
En resumen, las advertencias de Clegg y Osborne subrayan un doble desafío para el Reino Unido: la necesidad de una política proactiva para fomentar la innovación en cripto y blockchain, y la urgencia de colaborar en la protección de un internet abierto y descentralizado a nivel global. El Reino Unido, con su rica historia en servicios financieros, tiene el potencial de ser un líder en la economía digital, pero la falta de acción podría consolidar su posición rezagada frente a otras naciones más ágiles en la adopción de estas nuevas tecnologías.