Estableciendo el nuevo paradigma en el mercado de stablecoins
El mercado de las stablecoins está experimentando una notable evolución, que, según expertos como John deVadoss, cofundador de InterWork Alliance, apunta hacia una consolidación en dos ejes principales. Por un lado, las stablecoins emitidas por marcas reconocidas, aquellas que ya gozan de la confianza del consumidor. Por otro, las denominadas “fintech L1s”, que son capas base o layer 1 dedicadas, ya sea construidas específicamente o controladas de cerca por entidades fintech reguladas. Esta dualidad maximiza la rentabilidad, la capacidad de defensa y la distribución, encajando a la perfección dentro del marco regulatorio existente.
Esta convergencia responde a una lógica de optimización estratégica que busca no solo la eficiencia operativa, sino también la alineación con las expectativas de los reguladores y las necesidades de los usuarios. Las stablecoins, pese a su aparente simplicidad como representaciones digitales de monedas fiduciarias, son un componente crucial para la liquidez y operatividad del ecosistema financiero digital. La forma en que se desarrollen y adopten en los próximos años definirá gran parte de la infraestructura de los pagos y las finanzas descentralizadas.
El poder de la distribución: Por qué las marcas líderes llevan la delantera
La primacía de las stablecoins emitidas por marcas bien conocidas radica, en gran medida, en su formidable capacidad de distribución. El ámbito de los pagos es inherentemente un juego de escala. Cuando un token que representa una moneda fiduciaria puede integrarse directamente en carteras digitales ya existentes, utilizadas por millones de usuarios con verificación de identidad (KYC), y se conecta a redes de comercios establecidas, su adopción es significativamente más rápida que la de cualquier alternativa cripto-nativa.
El coste de adquirir nuevos usuarios transaccionales se reduce drásticamente. Esto ocurre porque la stablecoin no es más que un nuevo tipo de saldo dentro de una aplicación que la gente ya utiliza a diario. Este modelo aprovecha la infraestructura y la base de usuarios ya consolidadas, minimizando las barreras de entrada y fomentando una adopción masiva y fluida. La confianza inherente en la marca, el soporte de equipos de cumplimiento normativo y la integración en ecosistemas de pago existentes, son factores clave que aceleran la liquidez y el uso de estas stablecoins.
Monetización a escala y la ventaja regulatoria
Las stablecoins de marca no solo ganan en distribución, sino que también sobresalen en la monetización a gran escala. Estas entidades gestionan volúmenes significativos de saldos a bajo coste y de alta retención, invirtiendo sus reservas en activos a corto plazo de alta calidad. Este “float” genera un flujo de ingresos constante y robusto, mucho más predecible que las volátiles tarifas de trading.
Además del ingreso por el “float”, los emisores pueden añadir capas de ingresos provenientes de los pagos, como márgenes en el tipo de cambio para transacciones internacionales, tarifas por la aceptación en comercios, servicios de tesorería para plataformas y programas de marca blanca para sus socios. La combinación de estos ingresos impulsa el crecimiento de las stablecoins de marca de manera autosuficiente, creando un motor económico potente y sostenible.
La regulación es un factor defensivo crucial. Las entidades con nombres reconocidos ya poseen las licencias necesarias, relaciones bancarias, auditorías rigurosas y sistemas de control de sanciones. Están familiarizadas con las auditorías regulatorias y la presentación de informes de actividades sospechosas (SARs). Esto convierte el riesgo político en una ventaja competitiva.
A medida que la legislación y las normativas sobre stablecoins maduran –abarcando desde la composición de las reservas hasta los derechos de redención– el cumplimiento normativo se erige como una barrera que dificulta la entrada de competidores con menor capitalización. La adhesión a estos estándares no es opcional, sino un requisito fundamental que los ganadores del mercado abrazarán.
Diseño del producto en la era de la regulación
La influencia regulatoria está moldeando directamente el diseño de las stablecoins. Se espera que las stablecoins de marca sean predominantemente multicadena, pero con un control centralizado. Esto permitirá funcionalidades como la lista negra y la congelación de activos, así como sistemas de certificación transparentes, estructuras de reservas a prueba de bancarrota y ventanas explícitas para la redención.
Los estándares de mensajería que integren datos para la Regla de Viaje (Travel Rule) y sistemas de selección serán la norma. Estas características no son meros añadidos, sino que se convertirán en requisitos indispensables para los reguladores, y las empresas que los incorporen desde temprano serán las que dominarán el panorama.
Fintech L1s: La infraestructura que habilita el futuro financiero
Si las stablecoins de marca son la “moneda” del futuro, las fintech L1s son sus “rieles”. Las empresas fintech han aprendido que depender de cadenas de bloques de propósito general expone sus operaciones a la volatilidad de las tarifas, la extracción de valor máximo (MEV), cambios abruptos en la gobernanza y problemas de cumplimiento normativo inconsistentes.
Poseer la capa base les permite integrar las políticas en el protocolo: validadores en listas blancas, identidad integrada, mensajería compatible con la Regla de Viaje y acciones de cumplimiento determinísticas. Esto también asegura tarifas predecibles, una finalidad más rápida de las transacciones y rutas de actualización alineadas con casos de uso regulados. La EVM (Ethereum Virtual Machine) ha demostrado ser una base sólida para el desarrollo de estas L1s, permitiendo la adaptación de tecnologías probadas a entornos regulados.
El control de la capa base permite reagrupar la economía del ecosistema. Las fintech L1s pueden capturar tarifas de transacción, modelar o internalizar el MEV y dirigir los ingresos de los secuenciadores. Estos ingresos pueden subvencionar tarifas casi nulas, mientras que recompensan a validadores y socios. Se alinean los incentivos: constructores y nodos regulados son remunerados por aumentar el rendimiento, no por extraer rentas. La distribución hará el resto: fintechs con influencia en nóminas, remesas, adquirencia o carteras pueden convertir su cadena en la predeterminada, sin necesidad de nuevas carteras y con facilidades instantáneas para la entrada y salida, utilizando la stablecoin nativa como unidad de cuenta.
¿Qué modelos quedan rezagados?
Ciertas categorías de stablecoins y enfoques tecnológicos enfrentarán desafíos significativos. Las stablecoins algorítmicas o insuficientemente garantizadas están desalineadas con las políticas regulatorias y han demostrado ser frágiles en entornos de estrés. Las stablecoins colateralizadas con criptoactivos probablemente persistirán, pero su intensidad de capital limitará su adopción masiva.
Las L1s públicas genéricas siguen siendo relevantes para las finanzas abiertas, pero sin el cumplimiento normativo integrado y una distribución propia, su cuota en el sector de pagos será limitada. Las CBDCs (monedas digitales de banco central) avanzarán lentamente, enfrentando complejidades en privacidad y diseño. Se espera que coexistan como infraestructura de liquidación mayorista y dinero público, no como rieles de pagos minoristas. Irónicamente, las stablecoins aprobadas por los reguladores probablemente se convertirán en las CBDC minoristas de facto en esas jurisdicciones.
Adaptación estratégica para nuevos participantes y entidades bancarias
Los nuevos participantes en el mercado no pueden competir frontalmente en distribución y cumplimiento normativo. Su estrategia debe centrarse en la experiencia de usuario (UX), el crédito y el software vertical, integrándose con las stablecoins de marca y las fintech L1s existentes. Ofrecer soluciones como escrow programable, crédito de capital de trabajo, nóminas o aplicaciones transfronterizas que aprovechen la liquidación instantánea, son vías prometedoras.
Para los reguladores, es imperativo armonizar los estándares de reservas, divulgación y redención, fomentar la interoperabilidad en la capa de mensajería y apoyar la experimentación de mercado con modelos público-permisionados y conjuntos de nodos responsables. El uso de smart contracts y oráculos será clave para la automatización y verificación en estos nuevos sistemas.
Los bancos tradicionales a nivel global se enfrentan a una disyuntiva: transformarse en proveedores de servicios esenciales –custodios, gestores de reservas, emisores de depósitos tokenizados, nodos validadores– o ver cómo sus depósitos migran a modelos de monetización nativos de las fintech. El premio es un flujo constante de ingresos por “float” y el control de infraestructuras de pago modernizadas. En última instancia, la ecuación es clara: las ganancias financian la resistencia, el cumplimiento normativo construye barreras de entrada, y la distribución determina a los ganadores. La visión final es un ecosistema de monedas de marca coexistiendo y operando sobre las capas base controladas por las fintech.