El conflicto comercial EE. UU.-China y su impacto en el mercado de Bitcoin
La tensión comercial entre Estados Unidos y China, que en el pasado ha generado turbulencias en los mercados financieros globales, ha resurgido con fuerza, y esta vez, el ecosistema de las criptomonedas se encuentra en el epicentro de sus repercusiones. La confirmación del expresidente Donald Trump sobre una inminente guerra comercial subraya una política agresiva que podría desestabilizar los mercados tradicionales y, consecuentemente, los activos digitales.
Trump declaró recientemente que EE. UU. se encuentra inmerso en una guerra comercial con China, enfatizando el uso de aranceles como medida defensiva. Esta declaración se produce tras una semana de crecientes amenazas de imponer aranceles de hasta el 100% sobre las importaciones chinas, marcando el inicio de un enfrentamiento monetario con profundas implicaciones económicas a nivel mundial.
Repercusiones inmediatas en el mercado digital
La confirmación de esta disputa comercial ha provocado una reacción inmediata en los mercados. Las acciones tradicionales experimentaron caídas significativas, mientras que los activos digitales vieron una evaporación de aproximadamente 20.000 millones de dólares en interés abierto en tan solo 24 horas. Datos de plataformas como CoinGlass revelan que Bitcoin y Ethereum lideraron esta tendencia a la baja, extendiendo un periodo ya inusual de “octubre rojo” para las principales criptomonedas.
Los aranceles funcionan como un impuesto indirecto, encareciendo las importaciones, elevando los costos de producción y, por ende, fomentando la inflación. Esta situación ejerce presión sobre los bancos centrales para que mantengan las tasas de interés elevadas durante más tiempo, lo que, a su vez, reduce la liquidez disponible para activos de riesgo como Bitcoin. Históricamente, en 2018, anuncios similares de aranceles provocaron oleadas de volatilidad que llevaron a Bitcoin a operar por debajo de los 6.000 dólares. Este patrón parece repetirse en 2025 (aunque podría ser una errata y referirse a 2024, dada la inmediatez del contexto actual).
Movimiento institucional hacia activos refugio
Ante la incertidumbre, los inversores institucionales están adoptando posiciones defensivas, migrando hacia activos considerados más seguros como el oro, los bonos del Tesoro y los bonos de corta duración. Bitcoin, que aún exhibe un comportamiento de activo macro de alta beta, se convierte en un daño colateral en esta huida hacia la seguridad. Sin embargo, el escenario actual presenta una complejidad adicional a ciclos anteriores.
A diferencia de 2018, Bitcoin ya no es un instrumento predominantemente impulsado por inversores minoristas. Ha evolucionado hasta convertirse en una clase de activo regulada, con una significativa exposición a través de ETF y mercados de derivados transparentes. A pesar de esta maduración, James Butterfill, director de investigación de CoinShares, había advertido en febrero que el impacto inmediato de los aranceles sería “indiscutiblemente negativo” para Bitcoin.
Butterfill explicó que los aranceles desaceleran el crecimiento económico, incrementan las expectativas inflacionarias y fomentan la aversión al riesgo. En este entorno, Bitcoin reacciona a las tendencias de liquidez, lo que se traduce en una mayor volatilidad a corto plazo. Actualmente, los operadores del mercado perciben una probabilidad reducida de que la tendencia alcista de Bitcoin se mantenga este mes. Las cotizaciones en Polymarket muestran que las probabilidades de que Bitcoin alcance los 130.000 dólares a finales de mes han disminuido, mientras que las de un retroceso a 95.000 dólares han aumentado, lo que refleja cómo la política macroeconómica está dictando el sentimiento en el mercado de activos digitales.
Bitcoin: ¿Refugio en la estanflación y cambio estructural?
A pesar de la volatilidad a corto plazo, Butterfill sugirió que Bitcoin podría recuperarse más rápidamente que las acciones en un escenario de estanflación. A largo plazo, el rol de Bitcoin como cobertura podría fortalecerse, especialmente si las políticas arancelarias conducen a una mayor inestabilidad económica.
Un cambio estructural en la percepción de los activos digitales
Analistas de Bitunix han señalado que la confirmación de la guerra comercial por parte de Trump ha intensificado la confrontación económica entre las dos potencias mundiales, redefiniendo el apetito global por el riesgo. Este fenómeno tiene un doble efecto: por un lado, genera un shock de liquidez a corto plazo y, por otro, un pivote estructural a medio plazo en la forma en que el capital percibe los activos descentralizados.
En el corto plazo, la creciente incertidumbre impulsa a las instituciones a desinvertir en activos de riesgo. Los fondos reequilibran sus carteras hacia equivalentes de efectivo y oro, provocando ventas masivas en mercados de alta liquidez como el de las criptomonedas. Los operadores apalancados, al enfrentarse a llamadas de margen, aceleran esta cascada de ventas, tal como ocurrió en la reciente ola de liquidaciones de 20.000 millones de dólares.
Sin embargo, más allá de la turbulencia inicial, subyace un cálculo diferente. Si la guerra comercial se limita a aranceles y controles de exportación, un crecimiento económico global más débil podría deprimir la demanda de criptomonedas. No obstante, Bitcoin podría resurgir como una cobertura geopolítica si la confrontación se extiende a los sistemas de liquidación financiera. En un escenario donde EE. UU. imponga restricciones al acceso transfronterizo al dólar o a los sistemas de pago, los inversores se verían obligados a buscar alternativas.
En tal situación, los activos digitales dejarían de ser meros “activos de riesgo” para transformarse en “reservas alternativas”. El equipo de Bitunix explica que la erosión de la confianza en el sistema del dólar estadounidense podría reforzar la narrativa de Bitcoin como un activo clave en la “desdolarización” y una “reserva alternativa de valor”, proporcionándole un apoyo estructural considerable.