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Identidad digital: ¿La privacidad se garantiza solo con pruebas de conocimiento cero?

El dilema de la identidad digital unificada frente a la privacidad

La implementación de un sistema de identidad digital es un tema de creciente relevancia global. Gobiernos y organizaciones internacionales, como el G7 y la Unión Europea, están analizando marcos regulatorios y políticas públicas para su establecimiento. Sin embargo, la promesa de las pruebas de conocimiento cero (ZKPs) como solución definitiva para la privacidad en la verificación de identidad se ve cuestionada cuando el modelo subyacente impone una identidad singular y centralizada por individuo. Aunque las ZKPs ofrecen un medio criptográfico para demostrar información sin revelar datos sensibles, la arquitectura de estas soluciones puede introducir riesgos significativos de coerción y vigilancia.

La visión de que una identidad digital «envuelta» en ZKP podría ser la panacea para la verificación de persona ha ganado tracción. Esto se debe a que teóricamente permitiría a los usuarios confirmar su identidad de manera verificable y privada, eliminando la necesidad de confiar en entidades centralizadas o bases de datos biométricas intrusivas. No obstante, la postura de expertos como Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, ha puesto de manifiesto que la encriptación por sí sola no puede resolver problemas de coerción inherentes a la arquitectura de estos sistemas.

Las limitaciones de las pruebas de conocimiento cero para la identidad

Las Pruebas de Conocimiento Cero (ZKPs) posibilitan que un individuo demuestre la veracidad de una afirmación, como su edad o lugar de residencia, sin revelación de la información de fondo. Este método criptográfico permite confirmar datos privados de forma segura, similar a un sobre sellado que valida su contenido sin abrirse. Sin embargo, tal como advirtió Vitalik Buterin, el verdadero desafío no reside en lo que las pruebas ocultan, sino en las suposiciones que el sistema impone.

  • Modelo ‘una identidad por persona’: Muchos esquemas de identificación basados en ZKP operan bajo el principio de asignar una única identidad a cada individuo. Aunque esto podría ser beneficioso para casos específicos como la votación o la prevención de bots, la vida real se caracteriza por la interacción en múltiples contextos sociales que no se ajustan a una identidad singular.
  • Riesgo de coerción: Al imponer un modelo rígido de identidad unificada, se facilita la coerción. Empleadores o gobiernos podrían exigir la revelación de todas las identidades vinculadas de un usuario. Esto anula la pseudonimidad, especialmente cuando las identidades se reutilizan o se anclan a credenciales inmutables.
  • Vigilancia inadvertida: Lo que comienza como una herramienta de privacidad puede transformarse en una infraestructura de vigilancia con una interfaz más amigable. La aparente inseparabilidad de las identidades puede romperse ante técnicas de aprendizaje automático, ataques de correlación o presiones de poder.

El problema no radica en la tecnología ZKP, sino en la concepción arquitectónica que la rodea, la cual adopta un concepto de identidad singular, estática y centralizada. Esta aproximación contradice la naturaleza pluralista de la experiencia humana y el funcionamiento de internet.

La identidad es plural, no uniforme

La alternativa a un sistema de identidad rígido es el pluralismo. En lugar de una identidad global que sigue al usuario a todas partes, se propone un modelo en el que la persona se presenta de manera diferente ante cada aplicación, plataforma o comunidad. La clave es ser verificable mas no rastreable, permitiendo que las credenciales sean contextuales y no universales. Este enfoque garantiza que nadie pueda ser coaccionado a revelar toda su información.

Este modelo no es una mera teoría; ya está en funcionamiento. Un ejemplo concreto es el uso de Identificadores Descentralizados (DIDs) específicos por aplicación. Esto evita que incluso plataformas que colaboren puedan vincular las distintas identidades de un usuario. Es una solución estructural, no solo criptográfica. En vez de construir registros globales que vinculan a las personas a una identidad única, es posible anclar la confianza en modelos pluralistas. Estos modelos incluyen:

  • Grafos de reputación descentralizados.
  • Mecanismos de divulgación selectiva.
  • Credenciales desvinculables.
  • Pruebas de conocimiento cero que aplican verificación contextual en lugar de identificadores estáticos.

Este marco tecnológico es aplicado por más de 9,000 proyectos, donde se destacan nombres como TikTok y Deutsche Bank. Además, va más allá de la identidad humana. La iniciativa DeepTrust de Billions Network extiende la identidad verificable y la reputación a los agentes de inteligencia artificial (IA), una necesidad en el panorama actual de internet cada vez más dominado por sistemas autónomos.

Evitar la vigilancia mediante la contextualización

Algunos consideran la identidad como un mal necesario para combatir problemas como la desinformación o el spam. Sin embargo, un diseño de identidad eficiente no requiere vigilancia constante; solo exige contextualización. No necesitamos una identidad que lo controle todo. Se requieren sistemas que permitan a los usuarios probar lo necesario en el momento oportuno, sin que cada interacción se convierta en un registro permanente. Por ejemplo, si se desea demostrar que no se es un bot, basta con probar la unicidad. Si se debe confirmar la mayoría de edad, es factible hacerlo sin entregar la fecha de nacimiento, el código postal y la plantilla biométrica.

Es crucial evitar la asociación automática entre cumplimiento normativo y centralización. Los sistemas que recurren a datos biométricos coercitivos, registros inflexibles o bases de datos globales para establecer la identidad pueden parecer eficientes, pero conllevan riesgos catastróficos: brechas irrevocables, discriminación, exclusión e incluso uso indebido a nivel geopolítico. Los datos biométricos no pueden rotarse, las identificaciones estáticas no pueden revocarse y los modelos centralizados no pueden ser inherentemente seguros; solo pueden ser superados y quedar obsoletos.

Construyendo el futuro de la identidad digital

Vitalik Buterin ha advertido sobre el riesgo de que los sistemas de identidad, incluso con la mejor criptografía, accidentalmente perpetúen los mismos problemas que pretenden resolver. Esta preocupación es válida. Sin embargo, existe un camino hacia adelante que no compromete la privacidad, no impone uniformidad ni convierte a las personas en simples nodos dentro de un registro global.

Ese camino es el de la identidad digital plural y descentralizada, y ya está en marcha. No debemos desperdiciar nuestras herramientas criptográficas más avanzadas defendiendo ideas obsoletas. En su lugar, es fundamental construir sistemas que se alineen con la forma en que las personas viven realmente y cómo deseamos que funcione internet. El futuro de la identidad digital no necesita ser universal; simplemente necesita ser humano.