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Reino Unido propone identificación digital obligatoria para el empleo: ¿oportunidad o vigilancia?

El gobierno del Reino Unido, bajo la dirección del primer ministro Keir Starmer, ha anunciado planes para implementar un sistema de identificación digital obligatorio para todos los ciudadanos y residentes que busquen empleo. Durante su intervención en la Cumbre Mundial de Acción por el Progreso (Global Progress Action Summit), Starmer declaró inequívocamente: “No se podrá trabajar en el Reino Unido sin una identificación digital. Así de simple.”

La identificación digital: ¿una “enorme oportunidad” para el Reino Unido?

Starmer presentó la iniciativa de la identificación digital como una “enorme oportunidad para el Reino Unido”. La calificó como una solución eficaz para abordar la inmigración ilegal y fortalecer los controles fronterizos. El nuevo sistema de identificación digital está diseñado para almacenar datos personales esenciales, tales como nombre completo, fecha de nacimiento, fotografía, nacionalidad y estatus de residencia, directamente en el dispositivo móvil del individuo.

La interacción con empleadores y servicios públicos se simplificará, asemejándose a los pagos sin contacto o a las aplicaciones digitales existentes del Servicio Nacional de Salud (NHS). Aunque los funcionarios han asegurado que las identificaciones no necesitarán ser portadas o presentadas bajo demanda en todo momento, su uso será mandatorio para cualquier persona que busque empleo legalmente antes de la finalización del actual parlamento, proyectada para 2029.

Reacción y controversia: la sociedad civil en alerta

El anuncio provocó una inmediata y fuerte reacción de diversas organizaciones de derechos civiles, políticos de la oposición y una creciente petición pública que insta al gobierno a reconsiderar la medida. Organizaciones como Big Brother Watch y otros grupos de defensa han criticado el esquema, acusándolo de establecer una “sociedad de puestos de control” que consideran “totalmente anti-británica”. Advierten que esta propuesta representa un paso hacia la vigilancia doméstica y el control digital, sin precedentes en el Reino Unido.

Figuras prominentes, incluido el exlíder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, y otros líderes de la oposición, han descrito el sistema de identificación digital como una intrusión gubernamental excesiva. Expresaron preocupaciones significativas sobre la privacidad, el posible uso indebido de los datos y las repercusiones negativas para las minorías. Corbyn afirmó en una publicación: “Esto es una afrenta a nuestras libertades civiles y hará que la vida de las minorías sea aún más difícil y peligrosa. Es una injerencia estatal excesiva, y debe ser resistida.”

Los críticos argumentan que, una vez implementadas, las credenciales digitales podrían transformarse en requisitos indispensables para acceder a una amplia gama de servicios, desde beneficios sociales y atención médica hasta servicios en línea. Esta situación evoca la expansión de las identificaciones de internet en China, utilizadas para monitorear las actividades diarias de sus ciudadanos.

La potencial transformación del Reino Unido, de una nación donde la ciudadanía rara vez exige pruebas constantes, a una donde la verificación digital se vuelva rutinaria, ha alimentado analogías con la vigilancia orwelliana y la erosión de la autonomía individual.

Eficacia y desafíos políticos

La iniciativa de identificación digital del Reino Unido se enmarca en un intento por satisfacer a los votantes que señalan la inmigración como su principal preocupación. Sin embargo, tanto los Liberal Demócratas como los Conservadores han rechazado el plan, calificándolo de ineficaz. Argumentan que las identificaciones digitales obligatorias no resolverán los desafíos subyacentes de la migración ni disuadirán a los traficantes de personas. Kemi Badenoch, líder del Partido Conservador, comentó: “El truco de la ‘identificación digital’ del Partido Laborista no detendrá los barcos.”

La petición ciudadana contra las identificaciones digitales superó el umbral de debate en tan solo cinco minutos después del discurso de Starmer, lo cual es un claro indicador del malestar público. El anuncio de Starmer incluso atrajo críticas desde El Salvador, con el presidente Nayib Bukele citando un pasaje bíblico para expresar su desaprobación: “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente: y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.”

Comparativas europeas: el euro digital y eIDAS

La rápida implementación de la identificación digital en el Reino Unido coincide con el desarrollo del propio sistema de identidad digital de la Unión Europea, basado en el reglamento eIDAS, y la emergencia del euro digital. El euro digital y el marco eIDAS de Europa ya han establecido transacciones transfronterizas seguras y una verificación estandarizada. A diferencia del sistema propuesto por el Reino Unido, la UE opera con salvaguardias legales más robustas y mecanismos de consentimiento público más amplios.

Los críticos de la política británica advierten que, si no se regula adecuadamente, las identificaciones digitales podrían evolucionar de una simple conveniencia a un “pasaporte” obligatorio para la vida diaria, consolidando el control digital del gobierno sobre todos los aspectos, desde el empleo hasta el comercio.

El anuncio de Starmer posiciona al Reino Unido en una encrucijada digital: entre la promesa de servicios simplificados y mayor seguridad fronteriza, y el peligro de una vigilancia digital sin restricciones que, según los críticos, pone en riesgo el legado de derechos civiles tan valorado en el país. Como señaló el economista y autor de Bitcoin Luke Gromen: “Si vives en el Reino Unido y aún no tienes ningún BTC, ahora podría ser un buen momento para conseguir algo.”

Los ciudadanos y residentes del Reino Unido que se opongan a la imposición de una identificación digital pueden hacer oír su voz firmando la petición disponible. La iniciativa ha recabado más de 1.5 millones de firmas en menos de 24 horas, demostrando la significativa preocupación pública sobre este tema.