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Un informe de Moody’s alerta sobre el riesgo de «criptoización» por el auge de las stablecoins

El auge de las stablecoins y su impacto en la economía global

Un reciente informe de Moody’s Investors Service, una de las agencias de calificación crediticia más influyentes a nivel mundial, ha encendido las alarmas sobre un fenómeno emergente: la «criptoización». Este término describe el proceso en el que las criptomonedas, especialmente las stablecoins, comienzan a reemplazar las monedas fiduciarias tradicionales en las transacciones y reservas de valor. La agencia subraya que este fenómeno podría tener consecuencias significativas, particularmente en los mercados emergentes, donde la influencia en la política monetaria y la estabilidad de los depósitos bancarios se ve amenazada. La fragmentación regulatoria a nivel global es identificada como un factor clave que exacerba estos riesgos.

Las stablecoins, diseñadas para mantener una paridad de valor con un activo estable como el dólar estadounidense, han experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. Su promesa de estabilidad, combinada con la eficiencia y rapidez inherentes a la tecnología blockchain, las convierte en una alternativa atractiva a las monedas fiduciarias en economías con alta inflación o inestabilidad política.

¿Qué significa el concepto de «criptoización» para los países?

La «criptoización» no es un concepto nuevo, pero su potencial impacto se magnifica con el auge de las stablecoins. Históricamente, hemos sido testigos de la dolarización en diversas economías, donde la moneda estadounidense se adoptaba ampliamente debido a la inestabilidad de la moneda local. La criptoización sigue una lógica similar, pero con la particularidad de que se produce en un entorno digital descentralizado.

Según Moody’s, la penetración de las stablecoins en economías emergentes plantea varios desafíos. En primer lugar, puede socavar la capacidad de los bancos centrales para implementar políticas monetarias efectivas. Si una porción significativa de la economía opera con stablecoins, la capacidad de un banco central para controlar la oferta monetaria, las tasas de interés o la inflación se debilita considerablemente. Esto podría llevar a una pérdida de soberanía monetaria y a una menor capacidad para responder a crisis económicas.

En segundo lugar, se observa un riesgo para la estabilidad de los depósitos bancarios. A medida que un mayor número de ciudadanos y empresas optan por mantener fondos en stablecoins, los bancos tradicionales podrían experimentar una fuga de depósitos. Esto, a su vez, reduciría la liquidez disponible para préstamos y otras actividades económicas esenciales, afectando la estabilidad financiera del sistema bancario.

La importancia del marco regulatorio en un mercado en evolución

Uno de los principales detonantes de este riesgo, según el informe de Moody’s, es la fragmentación y la lentitud de la respuesta regulatoria a nivel internacional. Mientras algunos países han avanzado en la creación de marcos legales para las criptomonedas, muchos otros aún carecen de una legislación clara y comprensiva. Esta disparidad crea un entorno propicio para la especulación, el arbitraje regulatorio y la falta de protección al consumidor e inversor.

La Unión Europea, por ejemplo, ha sido pionera con el Reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets), que busca establecer un marco regulatorio uniforme para los criptoactivos, incluyendo las stablecoins. Sin embargo, no todos los países han adoptado un enfoque similar, lo que genera un mosaico regulatorio complejo. Esta falta de uniformidad permite que las stablecoins operen en zonas grises, eludiendo impuestos, controles de capital y medidas contra el lavado de dinero (AML).

Estudios recientes y análisis complementarios

Es importante destacar que el riesgo de «criptoización» ha sido objeto de estudio por otras instituciones financieras. El Banco de Pagos Internacionales (BIS), por ejemplo, ha emitido advertencias similares, haciendo hincapié en la necesidad de una regulación coordinada a nivel global. El BIS ha señalado que las stablecoins, si bien ofrecen beneficios potenciales, también conllevan riesgos sistémicos si no se gestionan adecuadamente, especialmente en relación con la protección de los inversores y la resiliencia financiera.

La naturaleza global de las stablecoins significa que su impacto no se limita a las fronteras nacionales. Un problema en la regulación o en la adopción en un país puede tener efectos dominó en el sistema financiero internacional. Por ello, la colaboración entre reguladores de diferentes jurisdicciones se vuelve fundamental para mitigar los riesgos asociados con el crecimiento de este sector.

La proyección futura de las stablecoins

A pesar de las advertencias, el ecosistema de las stablecoins continúa expandiéndose. Su utilidad en el comercio transfronterizo, los micropagos y como puerta de entrada al ecosistema DeFi (Finanzas Descentralizadas) es innegable. Sin embargo, para que su potencial se realice de manera segura y sostenible, es imperativo que los reguladores actúen de manera proactiva y coordinada.

El informe de Moody’s sirve como un recordatorio crucial de la necesidad de una supervisión robusta. La implementación de marcos regulatorios claros, que aborden aspectos como la transparencia de las reservas, la interoperabilidad y la protección del consumidor, será esencial para garantizar que el auge de las stablecoins beneficie a la economía global sin socavar su estabilidad.