Con el avance de iniciativas legislativas como la ley GENIUS y los proyectos de ley CLARITY en el Congreso de Estados Unidos, el marco regulatorio para los activos digitales está cada vez más cerca. Esto promete un entorno legal claro que el sector cripto ha anhelado por mucho tiempo. Sin embargo, surge la interrogante: ¿son los actores tradicionales del ámbito cripto los verdaderos beneficiados de esta clarificación?
Impacto de la indefinición regulatoria en la industria cripto
Durante años, el sector de las criptomonedas argumentó que la falta de una regulación definida y una aplicación coherente de las leyes asfixiarían su desarrollo en la economía más grande del mundo. Esta situación, efectivamente, dificultó el crecimiento: los litigios afectaron a startups, el capital se desvió de EE. UU. y el talento emigró a otras jurisdicciones.
Un grupo particularmente afectado fueron los más de 3.300 corredores de bolsa estadounidenses. Las leyes federales los obligaron a mantenerse al margen, mientras miles de millones de dólares fluían hacia el ecosistema cripto. Este capital podría haber sido suyo. La rápida expansión de plataformas como Coinbase y Robinhood, que capitalizaron la demanda de inversores minoristas, fue un claro ejemplo de este fenómeno.
El mercado cripto y la postura de Wall Street
El mercado de las criptomonedas experimentó un crecimiento sostenido en cuatro de los últimos cinco años, con 2022 como la única excepción debido a eventos como el colapso de FTX. Paralelamente, la industria de la intermediación bursátil en EE. UU. permaneció expectante, aguardando directrices sobre la emisión, negociación y custodia de estos activos. La insuficiente claridad regulatoria no frenó el auge cripto; en cambio, otorgó a esta industria una ventaja significativa en la captura de cuota de mercado y la fidelización de clientes. No obstante, a medida que la regulación se define, ¿podría Wall Street aprovechar una ventaja como segundo actor en el sector de los activos digitales?
Señales de una regulación más clara
La senda se vislumbra más definida. En julio, la comisionada de la SEC, Hester Peirce, afirmó que las acciones tokenizadas son valores y deben adherirse a la legislación federal correspondiente. Esta declaración, que siguió al lanzamiento de acciones tokenizadas por Robinhood en la Unión Europea, envió un mensaje directo: cualquier producto de valores tokenizados en EE. UU. estará sujeto a las leyes federales sobre valores. Esta postura, coherente con las directrices previas de la SEC sobre la modernización de los mercados de capitales estadounidenses, establece condiciones equitativas para operadores tradicionales e innovadores, al dejar claro que no habrá exenciones a la normativa federal.
La incursión de la finanza tradicional en activos digitales
Wall Street ha reaccionado con agilidad para introducir productos de activos digitales. Más de 170 mil millones de dólares se han canalizado hacia 105 ETF de criptomonedas negociados en los mercados estadounidenses, con BlackRock y Fidelity acumulando más de 100 mil millones. Grandes entidades bancarias, como Citigroup y JPMorgan, están lanzando sus propias stablecoins. Además, Fiserv, un gigante de la tecnología financiera, proveerá a bancos regionales con su nueva stablecoin, FIUSD.
Se abren nuevas vías para inversores minoristas e institucionales. Ahora, los corredores de bolsa pueden ofrecer a sus clientes acceso directo a activos digitales, utilizando un corredor de bolsa de propósito especial para compensación corresponsal, sin una reestructuración de infraestructura o nuevas licencias. Esto permite a empresas como E-Trade, Merrill Edge y Fidelity satisfacer la demanda de sus clientes por activos digitales, manteniéndose dentro del marco legal estadounidense.
A nivel internacional, la tendencia es similar. Recientemente, Standard Chartered se convirtió en el primer banco global de importancia sistémica en lanzar una mesa de negociación de criptomonedas al contado, ofreciendo Bitcoin y Ether a clientes institucionales.
La adaptación de las empresas cripto tradicionales
Paradójicamente, son ahora las firmas cripto más antiguas las que buscan adoptar un modelo regulado, algo que antes evitaron. Estas empresas están adquiriendo corredores de bolsa registrados en la SEC, buscando la membresía FINRA y solicitando licencias bancarias para extender sus servicios a cuentas de corretaje y bancarias.
El presidente de la SEC, Paul Atkins, señaló en mayo que “los valores están migrando cada vez más de bases de datos tradicionales a sistemas de registro basados en blockchain”. Sus prioridades incluyen “desarrollar un marco regulatorio racional para los mercados de criptoactivos que establezca reglas claras para la emisión, custodia y negociación de criptoactivos”.
La visión de Atkins, que busca integrar blockchain en la infraestructura de mercado existente, subraya una verdad fundamental: el camino a seguir no implica crear sistemas paralelos, sino potenciar el actual. Esta dirección favorece a las empresas con sólida experiencia en cumplimiento, operaciones y protección al inversor. Los corredores de bolsa estadounidenses pueden capitalizar esta oportunidad gracias a la introducción de la compensación corresponsal, la adhesión a estructuras de cumplimiento existentes, una amplia base de clientes y un volumen operativo consolidado.
Más allá de los corredores de bolsa, Wall Street tiene ahora la oportunidad de liderar el desarrollo de los mercados digitales en EE. UU. y consolidar la posición del país como referente global en formación de capital, integridad de mercado e innovación financiera. La infraestructura está presente, la claridad regulatoria avanza y la demanda de inversores es palpable. La pregunta es quién tomará la dirección en este nuevo capítulo.